"¿Por qué me llamo la chica de las mandarinas?"

La chica de las mandarinas nace de un momento a solas, donde intentaba encontrar mi espacio. Donde descubrí que comer mandarinas bajo el sol y en soledad, me hacia bien. Cuando conectamos con nosotros mismos en un tiempo y espacio ideal, tendemos a pensar demasiado. A veces para bien y a veces para mal. Lo importante de reflexionar, es que puedas encontrar algo productivo y beneficiosos de esos pensamientos. Muchas veces nos encontramos en un momento de la vida difícil, tenemos pensamiento negativos. En mi caso intenté vivir el momento, de pensar que en ese instante no podía hacer nada, solo dejarme llevar. El silencio humano, el ruido de la naturaleza, la compañía de una mascota incondicional,  hicieron propicios un escenario perfecto. De allí surge mi amor por comer mandarinas, mi devoción por una fruta que no todos disfrutan. Pero también de pasar un tiempo a solas, tan sencillo y a la vez lleno de paz, paz que muchas veces necesitamos en la vida. 



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